Acefalia

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La obsesión por controlar la diabetes me lleva a aproximarme al cuerpo únicamente a través de las herramientas para el control de la enfermedad.

Los informes médicos y los cuadernos de autocontrol  son más representativos de mi cuerpo que la propia materia orgánica que lo forma. Al mirar el resultado de un análisis de sangre veo mi cuerpo por dentro, no como una “entidad imaginaria” , sino como una reconfiguración de éste que prescinde de fisicidad. En un sentimiento disociativo, rechazo mi cuerpo y la enfermedad que le es inherente, hasta afirmar con convicción “mi cuerpo es diabético, pero yo no”.

Durante mayo, junio y julio de 2006 comienzo a documentar fotográficamente todo contacto con la enfermedad, principalmente controles de glucemia, puestas de insulina, hipoglucemia e hiperglucemias. Me fotografío como parte de la rutina de la enfermedad, con el mismo rigor, objetividad y automatismo.

El registro fotográfico es un recurso para datar simultáneamente, el tratamiento de la diabetes, el cuerpo y el mi entorno cercano; aportando una visión íntima y subjetiva al aséptico control de la enfermedad, donde todo tiende a ser objetivo, frío y analítico.

Las imágenes muestran el tratamiento de la diabetes como un proceso ordinario, autómata y maquínico. Sólo se muestra al paciente como continente de la diabetes, en la medida de lo posible se omite el rostro y se niegan los sentimientos, y éstos sólo se fotografían para reflejar la sintomatología de la enfermedad: el dolor por la punción de un dedo ya machacado, la ingesta acelerada de azúcares, la sudoración, la palidez, la rabia o la desesperación.

La labor de Acefalia es evidenciar que los análisis son una representación hiperreal del cuerpo, un medio de aproximación al cuerpo que no lo sustituye como entidad física e interfaz con el mundo; y que los controles no son un fin en sí mismos, sino un medio para el tratamiento de la enfermedad.

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